Santo Domingo. – A menos de un año de iniciado el nuevo mandato presidencial, el Partido Revolucionario Moderno (PRM) enfrenta un creciente proceso de efervescencia interna por la candidatura presidencial de cara a 2028, con al menos diez figuras ya en movimiento, desatando inquietudes sobre el impacto de esta dinámica en el funcionamiento del Gobierno y en la estabilidad institucional del partido.

La dirigencia del PRM, incluyendo al presidente Luis Abinader, ha llamado reiteradamente a la prudencia. El mandatario ha insistido en la necesidad de establecer un protocolo de convivencia política entre los aspirantes, a fin de preservar la gobernabilidad y evitar una competencia prematura que desvíe el enfoque de las responsabilidades de Estado.

“El PRM tiene que abocarse a una discusión sobre un protocolo entre los aspirantes, para que el proceso se desarrolle democráticamente, pero sin afectar al Gobierno ni al partido”, manifestó Abinader durante una reciente entrega de La Semanal.

Un abanico de aspirantes en escena
Hasta la fecha, la lista de precandidatos incluye a David Collado, Carolina Mejía, Raquel Peña, Yayo Sanz Lovatón, Guido Gómez Mazara, Wellington Arnaud, Tony Peña Guaba, Ramón Alburquerque, Víctor D’Aza y José Ignacio Paliza. La expansión del número de interesados ha llevado a convocar una nueva ronda de encuentros con el presidente para debatir la conveniencia de regular la precampaña, cuya fecha oficial de inicio, según la Ley de Partidos, está fijada para julio de 2027.

Aunque no se ha formalizado un reglamento interno, la Dirección Ejecutiva del PRM evaluó este año la pertinencia de implementar límites y acuerdos, bajo el argumento de que hasta el momento las aspiraciones se han mantenido en el marco de la legalidad.

Funcionarios y dilemas éticos
Una de las principales preocupaciones surge del hecho de que varios de los aspirantes ocupan puestos clave en el Gobierno. Las críticas internas y externas se han centrado en la conveniencia de que estos funcionarios renuncien a sus cargos antes de involucrarse activamente en la contienda interna.

El director de Aduanas, Yayo Sanz Lovatón, ha sido enfático en ese sentido:

“Mientras sea director de Aduanas, no puedo andar en campaña. Tenemos grandes retos por delante y debemos saber colocar las acciones en su correcta dirección”, expresó.

También Wellington Arnaud y Guido Gómez Mazara han asegurado que respetarán los plazos legales antes de formalizar sus aspiraciones.

Activismo político sin freno
A pesar de los llamados a la mesura, el activismo de los aspirantes se ha hecho cada vez más visible. Este fin de semana, el expresidente Hipólito Mejía reapareció en la escena promoviendo abiertamente a su hija Carolina Mejía, actual alcaldesa del Distrito Nacional, quien sostuvo encuentros con dirigentes históricos del PRM en San Francisco de Macorís.

En paralelo, la vicepresidenta Raquel Peña sumó a su equipo a miembros clave del partido como Adolfo Pérez, mientras Sanz Lovatón recibió el respaldo de estructuras locales en apoyo a su proyecto. Wellington Arnaud, por su parte, desarrolló una agenda de contactos en la diáspora.

En una declaración directa y con tono retador, Mejía advirtió que su hija “tiene más tiempo y un padrino más fuerte” que otros aspirantes, aunque reconoció la capacidad y lealtad de Raquel Peña, y descartó que el presidente Abinader se involucre en el proceso interno.

Guerra de encuestas y mediciones
El escenario también ha estado marcado por una ola de encuestas internas que colocan a David Collado como el aspirante mejor posicionado, seguido por Carolina Mejía, Sanz Lovatón y Raquel Peña. Estas mediciones, aunque no oficiales, están siendo utilizadas por cada equipo para reforzar su narrativa de crecimiento y legitimidad.

Un reto para la cohesión partidaria
La dirección del PRM ha reiterado que las aspiraciones deben mantenerse dentro de los límites de la ley y con respeto a los principios de unidad partidaria. Sin embargo, el creciente activismo político anticipado plantea desafíos concretos para la institucionalidad del partido, en un contexto donde las aspiraciones comienzan a rebasar los tiempos establecidos.

Mientras tanto, la expectativa aumenta de cara a los próximos encuentros entre el presidente y los precandidatos, en un intento por evitar fisuras internas que puedan impactar tanto en la gestión gubernamental como en el capital político de la organización.