La creciente capacidad de la inteligencia artificial (IA) para generar contenido personalizado y sin fin está intensificando los patrones más adictivos y engañosos de internet, según expertos que alertan sobre el impacto negativo especialmente en menores y adolescentes, el grupo más vulnerable frente a estas dinámicas digitales.

La tecnología, cada vez más sofisticada, permite adaptar en tiempo real el contenido que ofrecen plataformas de redes sociales, videojuegos o servicios de video, lo que prolonga de forma artificial el tiempo que los usuarios pasan frente a las pantallas. Este fenómeno, explican, no solo representa un riesgo directo para la salud mental, sino que también interfiere con hábitos fundamentales como el descanso, la socialización o el rendimiento académico.

Los patrones adictivos en internet —como el 'scroll' infinito, las notificaciones constantes o la reproducción automática de contenido— están diseñados para mantener a los usuarios enganchados sin que sean plenamente conscientes del tiempo que consumen.

Una percepción sesgada del mundo

Sergio Rodríguez, consultor de la Agencia Ejecutiva Europea de Investigación (REA) y docente universitario, advierte que los adolescentes están especialmente expuestos. “Perciben el mundo desde un marco planificadamente sesgado, con componentes intencionadamente adictivos”, señala. “Sienten que controlan el mundo desde la palma de su mano, cuando en realidad son ellos los que están siendo controlados”.

Numerosos estudios recientes refuerzan esta preocupación, advirtiendo del potencial adictivo de la IA y su impacto en la salud mental, sobre todo en menores, quienes aún carecen de los recursos emocionales y críticos necesarios para enfrentar estas dinámicas.

Diseños engañosos y recolección de datos

La Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) emitió un informe alertando sobre las implicaciones de los patrones de diseño adictivos, que considera “engañosos” y responsables de cambios de comportamiento como desbloquear el móvil compulsivamente o sentir ansiedad al estar desconectado.

Además, muchos de estos patrones están asociados a la recopilación intensiva de datos personales, lo que añade un riesgo adicional para la privacidad de los usuarios. La exposición continua a estas dinámicas puede derivar en problemas de sueño, estrés crónico o ansiedad.

Rutas hacia la desintoxicación digital

Entre las recomendaciones para mitigar estos efectos, se propone una combinación de educación, regulación y acciones prácticas como desactivar notificaciones, establecer límites de tiempo en las apps y fomentar un uso consciente de la tecnología.

Rodríguez insiste en que, aunque la regulación —como la que impulsa la Unión Europea— es un paso importante, también se necesita mayor inversión en formación desde edades tempranas. “Hay que enseñar a los jóvenes a detectar cuándo están siendo instrumentalizados y cómo pueden recuperar su autonomía con un uso crítico y creativo de la IA”, concluye.