Jochi Gómez, cuyo nombre real es José Ángel Gómez Canaán, fue fotografiado con una gran sonrisa en su rostro durante su llegada a la audiencia donde se le conocería la medida de coerción por su implicación en la Operación Camaleón. A pesar de enfrentar graves acusaciones, incluidas corrupción, enriquecimiento ilícito y espionaje, Gómez mostró una actitud relajada tanto al entrar como al salir de la sala.

Según el Ministerio Público, Gómez Canaán está implicado en un complejo esquema de corrupción que afecta directamente al Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant). Se le acusa de haber manipulado los sistemas de semáforos y vigilancia en el Gran Santo Domingo, obteniendo millonarios beneficios a través de contratos fraudulentos gestionados por su empresa, Aurix S.A.S.

Entre los delitos que se le imputan a Gómez Canaán se encuentran el lavado de activos, desfalco de fondos públicos y sabotaje a la red semafórica de la ciudad, causando caos en el tráfico y poniendo en riesgo la seguridad vial.

El caso ha sido catalogado como uno de los más graves en términos de malversación de fondos y corrupción en los últimos años. Las autoridades continúan con las investigaciones para esclarecer la profundidad de la red criminal y el alcance del daño financiero causado al Estado.